miércoles, 25 de abril de 2007

Hamas acaba con cinco meses de tregua


Las Brigadas Ezedín el Kassam, brazo armado del movimiento fundamentalista, lanzaron ayer contra el sur de Israel decenas de cohetes artesanales y proyectiles de mortero desde Gaza. Es su respuesta a las operaciones de los soldados israelíes, que durante el fin de semana mataron a nueve palestinos en Cisjordania. Mientras el Gobierno hebreo afirmó que su contraataque será limitado, el primer ministro palestino, Ismail Haniya, también dirigente de Hamás, dijo que el alto el fuego debe ser restaurado. El conflicto más longevo de nuestra historia reciente vuelve a dar muestras de su afán de perpetuidad.

Durante estos cinco meses, no se puede hablar de que haya existido una calma absoluta. Yihad Islámica, organización con escaso respaldo popular y que se niega a participar en las elecciones mientras persista la ocupación de Cisjordania y Gaza, y varios grupos afiliados a Al Fatah, partido del presidente palestino Mahmud Abbas, rechazaron desde el primer momento su compromiso con el alto el fuego.

Los cohetes caseros lanzados sobre varias ciudades del sur de Israel ha sido constante, aunque el número de proyectiles haya sido muy limitado y causado leves daños materiales. Sin embargo, lo ayer fue diferente. La milicia de Hamás, que se esfuerza en reforzar su armamento y en el entrenamiento de sus milicianos, es mucho más poderosa. En una sola jornada disparó casi 28 cohetes artesanales Kassam y 60 proyectiles de mortero.

Mientras, los responsables políticos palestinos e israelíes se empeñan en seguir con el cruce de acusaciones. El portavoz de la rama militar de Hamás, Abu Obaida, ha declarado que "el apaciguamiento ante la ocupación ha terminado porque Israel lo ha ignorado. Ellos son los responsables del fracaso". Por su parte, Haniya, reitera su apuesta por la paz, pero sin desacreditar al portavoz militar de su partido.

Pero Israel no quiere escuchar matizaciones. Exige la desaparición de la amenaza permanente de los cohetes Kassam. Sin embargo, el Gobierno de Ehmud Olmert no es unánime. El debate gira entorno a si se debe aplicar la “mano dura” con los palestinos o, por el contrario, apostar por la calma como único camino hacia la solución del conflicto.

El “eterno retorno” parece ser el sino de estas dos comunidades, incapaces de llegar a unos acuerdos que les hagan salir del estancamiento en el que se encuentran desde hace ya demasiados años. La comunidad internacional continúa luchando por la paz, pero a veces parece que nada se pude hacer. Los que se han involucrado verdaderamente en este conflicto han podido sentir la impotencia originada por las constantes barreras y pasos atrás que casi a diario se producen. El final de la situación pasa por la formación definitiva del Estado Palestino, pero sin una fecha ya marcada en el calendario para ello lo único que se está consiguiendo es que haya todavía más sangre con la que escribir su futura constitución.

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