viernes, 8 de junio de 2007

Primera víctima del fin de la tregua: la reunión

Llevo varios días dándole vueltas al asunto. El pasado día 5 la banda terrorista ETA hizo oficial el final de la tregua iniciada en marzo de 2006. A partir de las 00.00 horas del día 6, todos los españoles nos encontramos en su punto de mira. Si uno se para unos minutos a reflexionar sobre ello resulta francamente aterrador. En cualquier momento puedes convertirte en una víctima más por el mero hecho de pasar por un lugar equivocado, antojadizamente equivocado.

Tras conocerse la noticia, innumerables han sido las reacciones. Los políticos han sido los primeros en pronunciarse, seguidos de los medios de comunicación. Los ciudadanos también han hablado, han expresado sus quejas, indignación, reflexiones y frustraciones. Entre todos los comentarios, hay uno que por evidente y repetido no deja de poseer un significación capital: la sociedad se enfrenta esta vez a los terroristas de forma dividida. La falta de unanimidad lleva meses siendo la protagonista del llamado proceso de paz. Zapatero y Rajoy protagonizan ese enfrentamiento del que nada bueno puedo obtenerse.

Llevo varios días dándole vueltas al asunto. La cantidad de opiniones es tal que me confunde sobremanera. Guardo mis ideas en una caja de cartón, con agujeros para que respiren; pero aún así siento que se asfixian. Les doy de comer y de beber, pero las nota inquietas. Los numerosos puntos de vista existentes hacen que casi ningún argumento se mantenga firme, todos están siendo cuestionados, nada queda a salvo de la crítica y de la disparidad de pareceres. Y a mí, L, a mí lo que más me entristece es que me preocupe tanto cuestionamiento.

Las preguntas son una constante en nuestras vidas. La incertidumbre nos hace avanzar temerosos, pero avanzar. Sin embargo, como toda situación que peca de exceso se tambalea peligrosamente cual rama de árbol se tratase. La falta de unos principios básicos está favoreciendo que los que abogan por la lucha armada tomen ventaja.

Llevo varios días intentando ver un halo de esperanza por alguna parte. El próximo lunes está previsto que se celebra una reunión en el Palacio de la Moncloa entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición. Las expectativas depositadas en ese encuentro son grandes, mas el resultado es demasiado previsible. Todo indica que la primera víctima de ETA morirá sin el uso de la violencia. La reunión entre ambos políticos está abocada al fracaso.

Un clima político plagado de reproches y falta de consenso sólo ayuda a los abyectos. La sociedad civil así lo siente, pero se presenta miméticamente obcecada y desunida. Llevo varios días dándole vueltas y aún no he logrado comprender cómo se puede estar tan en desacuerdo cuando se tienen unos objetivo comunes tan claros. La incertidumbre en cuanto a qué pasará ahora llenan las páginas de los periódicos y eclipsan las tranquilas charlas de la sobremesa. Ahora, mientras nos intentamos aclarar entre nosotros, miramos a nuestro alrededor con un miedo que hace unos meses creímos perder. La libertad vuelve a ser amenazada; esperemos que entre todos la podamos proteger.


*Para conocer más sobre los procesos de paz leer el reportaje de El País "Cinco treguas, 817 asesinatos".

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